¡No tireis las pepitas del melón que me hago leche!
Del blog EL UNIVERSO DE CRIS
Elaboración
- Activación: dejamos en remojo de 8 a 12 horas los frutos secos o semillas. Lo ideal es que sea agua filtrada, purificada con máquinas especiales (yo recomiendo eSpring) o destilada Cantidad: de 50 a 100 g dependiendo de si la queremos más suave o intensa. ¿Por qué activamos las semillas? Para convertirlas en alimentos vivos! En contacto con el agua, se prepara para crecer, y de esta manera los antinutrientes o inhibidores enzimaticos (ácido fítico y los taninos) que la protegían, se inactivan. Además, aumenta el contenido nutricional y enzimático de la semilla y son mucho más digestivas.
- Tiramos el agua del remojo, los escurrimos y lavamos bien, ya que los antinutrientes pasan al agua. Veréis como el agua sale turbia y oscura. Sólo en el caso del lino y la chía no sería necesario, ya que estas dos maravillosas semillas, en contacto con el agua, producen una fibra soluble gelatinosa llamada mucílago altamente digestiva y con numerosas propiedades.
- Batimos las semillas o frutos secos con unos 250 ml de agua (la cantidad es aproximada). Dependiendo de la potencia de la batidora será necesario más o menos tiempo, hasta que quede una pasta lo más homogénea posible.
- Colamos con una bolsa para hacer leches, o simplemente un trozo de tela de camiseta, y así separar la leche de la pulpa. Apretamos bien y vamos añadiendo el resto del agua hasta completar un litro para sacar todo el jugo a las semillas.
- Endulzamos (opcional) con estevia, azúcar de coco, sirope de dátil… Que cómo se hace el sirope de dátil? Pues simplemente batiendo dátiles con un poco de agua, logrando una mezcla dulce que nos sirve para echar a batidos, postres, leches vegetales…
- Aromatizamos. Con canela, vainilla, o un chorrito de licuado de nuestra fruta o verdura favorita como manzana, pera, hinojo… y así tendremos leches de sabores!
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